A partir del descubrimiento de los Rayos X por Roentgen en diciembre de 1895 se vio que, aparte de sus utilidades diagnósticas, tenían efectos biológicos antinflamatorios (a dosis bajas) y antineoplásicos (a dosis altas).
Ya un año después se empezaron a realizar los primeros tratamientos. El diseño de los primeros tubos de RX generaba haces de radiación de poca energía y consecuentemente de poca penetración. A la vez tenían una penumbra importante y poca tasa de dosis o intensidad. Todo ello significaba que tenían utilidad para tratar lesiones cutáneas o relativamente superficiales pero no tumores profundos como un cáncer de próstata o de cuello uterino. Además, en los tratamientos fraccionados, cada sesión era de duración excesiva, el tejido óseo presentaba una absorción excesiva y la precisión escasa.
Mejoras en la protección de la piel
El desarrollo de tubos de RX con mayor tensión, alrededor de 250-300kV, ya permitió un tratamiento más eficaz de tumores semiprofundos o incluso profundos, pero con severas reacciones cutáneas, tanto agudas como crónicas. Esta situación mejoró claramente con la aparición de las unidades de Cobalto-60, que emitían un haz de radiación más penetrante y que ya permitía una adecuada protección de la piel.
Desarrollo de aparatos cada vez más avanzados
A la vez, al montarse el cabezal en un brazo giratorio isocéntrico, ya fue posible utilizar diversas puertas de entrada (anterior, posterior, etc.) sin necesidad de mover al paciente. Durante las décadas de 1960 a 1980 fueron los aparatos más utilizados en nuestro país. A partir de entonces se empezaron a instalar unos nuevos generadores, llamados aceleradores lineales de electrones, mucho más complejos, pero que hicieron posible disponer de un haz de radiación de alta energía (4-18MV), muy penetrante y precisa, con muy poca penumbra y dispersión lateral y alta tasa de dosis. La piel ya no presentaba ningún problema al quedar con una dosis muy baja.
Desarrollo de sistemas de simulación, cálculo, inmovilización…
Esta evolución tan favorable fue paralela al desarrollo de sistemas de simulación 3D por TAC, sistemas de cálculo de la distribución de dosis muy sofisticados (dosimetrías 3D con fusión de imágenes TAC-PET-RMN) y sistemas de inmovilización y láseres de centraje que aumentaban la precisión (máscaras, colchones de vacío, etc.).
Óptima protección de los tejidos y órganos sanos vecinos al tumor
Finalmente en la actualidad se han desarrollado técnicas muy sofisticadas y complejas que permiten una óptima protección de los tejidos y órganos sanos vecinos al tumor. La IMRT o Radioterapia de intensidad modulada de dosis, es un buen ejemplo, al igual que la radioterapia estereotáxica en sesión única (Radiocirugía) o fraccionada (SBRT) o también los sistemas de sincronización respiratoria.
Gran avance en la eficacia de los tratamientos
La disposición en la clínica de haces de radiación de estas características, unido a los conocimientos actuales de radiobiología de los tumores y los tejidos sanos, ha representado un gran avance en la eficacia de los tratamientos contra el cáncer. Los resultados obtenidos en radioterapia con intención curativa en tumores localmente avanzados no quirúrgicos, han sido notables. La alternativa a la cirugía en tumores de próstata o de pulmón es un ejemplo del progreso evolutivo.
Mayor precisión en la Braquiterapia
También la Braquiterapia o radioterapia a corta distancia ha progresado enormemente. La substitución del Radium por isótopos más seguros como el Cs137 o el Ir-192 de alta tasa de dosis y los aparatos de carga diferida, han mejorado los resultados en neoplásias ginecológicas y otras localizaciones. La realización de implantes mediante control de TAC y RMN (Resonancia Magnética) ha aumentado la precisión enormemente, así como la prevención de efectos secundarios.
Salto tecnológico importante en el tratamiento óptimo
También ha contribuido a la evolución la disposición actual de medios diagnósticos radiológicos (TAC, PET, RMN, Ecografía, etc.) o endoscópicos que permiten una definición muy precisa de los volúmenes a irradiar o a proteger. Digamos finalmente que las nuevas instalaciones que permiten utilizar haces de protones acelerados representan un salto tecnológico importante en el tratamiento óptimo de algunos tumores complejos como son los infantiles, de base de cráneo, paravertebrales, etc.