La alimentación de los pacientes con cáncer es una cuestión importante porque alrededor del 20 y 80% de las personas con algún tipo de cáncer padecen malnutrición, un factor que está relacionado con una menor respuesta al tratamiento, la supervivencia y la calidad de vida; según explica Paula Peleteiro, facultativa de Oncología Radioterápica del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela y vocal de la Sociedad Española de Radiología Radioterápica (SEOR).
“Por ello se recomienda hacer un screening nutricional en todos los pacientes con cáncer al diagnóstico y durante el tratamiento”, incide Peleteiro. En su experiencia, con un estudio previo se puede determinar el riesgo de malnutrición en función de dónde se encuentre el tumor y el tipo de tratamiento: “Con ello se puede cuantificar el riesgo nutricional de los pacientes y conectarlo con protocolos de actuación”.
Por su parte, la enfermería oncológica también tiene un papel fundamental en el seguimiento de los pacientes con cáncer porque “la enfermera oncológica en la consulta hace una valoración nutricional y establece unas recomendaciones específicas para cada persona”, indica a CuídatePlus la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO). Según esta organización, las pautas nutricionales tienen que ser personalizadas porque “puede haber personas que necesiten aumentar de peso y otras que no; o que tengan efectos secundarios como mucositis, ageusia (pérdida del gusto) o que los alimentos le sepan a metal”, destacan.PUBLICIDAD
En cuanto a cómo seguir una alimentación saludable durante el tratamiento oncológico, la SEEO señala que “las recomendaciones generales son las mismas que daríamos para una alimentación saludable en cualquier persona: cinco comidas al día, una correcta ingesta de verduras y frutas frescas, al menos tres días a la semana comer legumbres, evitar alimentos procesados, un buen aporte de proteínas de alto valor biológico y una correcta ingesta de líquidos”, así como emplear cocinados más saludables como el asado, hervido y al horno. En este punto, Olga Muñoz, dietista nutricionista de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) propone seguir un patrón alimentario equilibrado como la dieta mediterránea para obtener todos los nutrientes necesarios. “Durante un proceso oncológico, el objetivo principal es mantener un estado nutricional óptimo para poder tolerar mejor los tratamientos recibidos. De este modo, conseguiremos encontrarnos mejor, y, por lo tanto, tener una mejor calidad de vida”, asegura Muñoz.
Peleteiro aconseja dividir las comidas entre seis y ocho pequeñas tomas diarias tomando alimentos más completos cuando se tenga más hambre, beber alrededor de dos y tres litros de agua en pequeñas tomas entre las comidas y, por supuesto, prescindir del alcohol y el tabaco. “Se necesitan más proteínas y calorías para mantener la energía y ayudar a superar efectos secundarios del tratamiento. Las personas que se alimentan bien pueden tolerar mejor esta toxicidad”, añade.
Alimentación, quimioterapia y radioterapia
Según las expertas consultadas, las necesidades nutricionales son diferentes en cada paciente en función del tipo de cáncer y, a veces, de los efectos secundarios derivados de los tratamientos oncológicos (quimioterapia y radioterapia). Desde la AECC aclaran que los efectos secundarios dependen del tipo de fármaco y dosis que se utilice en la quimioterapia, mientras que en radioterapia depende de la zona que se irradie puede estar relacionado o no con la nutrición. “En cualquier de los dos tratamientos, cuando aparezcan efectos secundarios como náuseas, vómitos, pérdida de apetito o diarrea es importante comentárselo al equipo médico para que un dietista-nutricionista colegiado facilite unas pautas y recomendaciones para mejorar la sintomatología y que no afecte nuestro estado nutricional”, sostiene Muñoz.
En este punto, la vocal de la SEOR insiste en que la localización del tumor tiene más importancia cuando hablamos de nutrición que si el tratamiento es con quimioterapia o radioterapia: “No es lo mismo un cáncer de esófago o de ORL donde a veces el paciente por efectos locales del tumor ya no permite una correcta nutrición que un cáncer de próstata que no suele alterar la nutrición al diagnóstico”, afirma Peleteiro. Al respecto, esta especialista coincide con Muñoz en que los tratamientos oncológicos afectarán a la nutrición en función de la dosis, el tipo y tamaño del tumor. “De ahí la importancia del cribado nutricional del que hablé antes, en la primera consulta ya puedes clasificar a los pacientes en función de la necesidad de una intervención nutricional y realizar educación nutricional con el paciente y el entorno familiar”, suscribe.
Además, las personas en tratamiento oncológico deben seguir una dieta equilibrada unidad dejunto con una actividad física moderada siempre que les sea posible, con una recomendación de 30 minutos al día similar al resto de la población.
Cómo controlar los efectos secundarios
Las náuseas y vómitos son algunas de las consecuencias asociadas a los tratamientos oncológicos, sobre todo a la quimioterapia, aunque existen pautas para su prevención. “Debemos tranquilizar a los pacientes indicándoles que las náuseas y vómitos no son una consecuencia inevitable del tratamiento y ocurren en muy pocas ocasiones”, explica la SEEO. Cuando estas molestias aparecen, las enfermeras oncológicas aconsejan tomar alimentos en muy pequeña cantidad, repartidos a lo largo del día, tomar mejor alimentos fríos y sólidos, con una buena presentación que sea agradable a la vista, además de intentar no cocinar alimentos con fuertes olores. “Lo más importante sería una buena valoración para identificar los factores por los que se producen las náuseas, a veces es suficiente con ajustar medicación y seguir estos consejos”, advierte esta sociedad.
Cuando aparezcan náuseas y vómitos durante el tratamiento oncológico (quimioterapia o radioterapia) la dietista nutricionista de la AECC apuesta por “preparaciones frías o templadas, que se suelen tolerar mejor, como por ejemplo, ensaladas de arroz, ensaladas de pasta o incluso sorbetes o helados de fruta caseros que podemos preparar congelando la fruta cortada y previamente lavada (plátano o fresas) y en el momento que se quiera consumir triturar con un poco de yogur o un chorro de leche”.
Según Muñoz y Peleteiro, otros productos recomendables cuando aparecen nauseas son los alimentos secos al levantarse como bastones de pan, tostadas, tortitas de arroz o maíz, cereales o galletas. “Si el paciente presenta vómitos debería reducir la ingesta de grasas y fritos, alimentos con olor intenso y calientes, masticar bien, despacio y beber líquidos fríos a pequeños sorbos a lo largo del día”, recuerda la facultativa del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.
“Cuando hay diarrea debido al tratamiento oncológico es muy importante mantener una buena hidratación a base de agua, infusiones, caldos suaves y fraccionar mucho la alimentación: comer poco volumen, pero repartido a lo largo del día, a base de alimentos con bajo contenido en fibra (zanahoria, calabacín sin piel, patata, arroz, pasta, carne, pescado, huevos, manzana al horno, plátano maduro…) y cocciones suaves”, alerta Muñoz. En esta línea, Peleteiro sugiere prescindir de alimentos ricos en fibra, leche, fruta, grasa, dulces y salsas cuando el tratamiento causa diarrea. “Lo más importante es hidratarse: abundantes líquidos como agua, limonada o bebidas isotónicas no gaseadas –ojo con el azúcar en estas últimas-”, recalca.
Alimentos clave durante el tratamiento oncológico
Sobre la importancia de la alimentación durante tratamiento oncológico, la SEEO advierte que hay mucha desinformación y bulos relacionados con la nutrición. “Deben consultar siempre a su oncólogo/a, enfermera/o, o nutricionista si en su hospital está disponible, ya que lo que en un momento puede ser bueno para un paciente puede que para otro no lo sea”, comentan las enfermeras oncológicas. Al respecto, Muñoz subraya que “no existe ningún alimento ni producto dietético que por sí sólo pueda curar el cáncer o que pueda empeorar su progresión, y por lo tanto no es un buen momento para eliminar o restringir alimentos o grupos de alimentos” y enfatiza que “lo importante es seguir una alimentación saludable y equilibrada que nos permita asegurar la ingesta de todos los nutrientes”.
Por otra parte, las expertas consultadas coinciden en que las proteínas, las frutas y las verduras son esenciales, y también se deben evitar las grasas, fritos y alimentos muy salados. “Alimentos imprescindibles serían aquellos que ayuden a obtener más calorías y proteínas como lácteos, huevos, carne, pescado, legumbres, frutos secos”, enumera Peleteiro y aconseja “consumir menos alimentos procesados y más naturales, decantarse por proteínas de fácil digestión como las carnes blancas (pollo, conejo o pavo), pescado o huevo”. En cuanto a los hidratos de carbono, Muñoz aconseja arroz integral, pasta integral, pan integral, patata y legumbres… En su opinión, también es imprescindible la aportación de lácteos, frutos secos y grasas saludables como el aceite de oliva virgen extra.